Acupuntura, homeopatía, reiki, digitopuntura y flores de Bach: las terapias alternativas son lo último para la fauna doméstica. Medicina, moda y excentricidad.

Por Ximena Pascutti

E l mundo está lleno de animales, es cierto, pero eso no significa necesariamente que esté pensado para ellos. Hasta hace poco, lo máximo que podía hacer una mascota estresada para expresar su tedio era atrincherarse debajo de la cama, mordisquearse frenéticamente una patita o, en un arranque catártico extremo, morder al hijo del vecino, lo cual, sin duda, traía más problemas que alivio. Ni hablar de si era una enfermedad la culpable de su malestar: largos y traumáticos tratamientos y, en ocasiones, medicamentos con efectos colaterales que curaban a la mascota pero aplacaban su alma perruna (o gatuna) hasta opacarla. Finalmente, el ecléctico y reciclado siglo XXI parece haber captado algo del asunto, y en la búsqueda de terapias menos invasivas y no tóxicas, sumó a la tradicional medicina veterinaria un sinfín de milenarias técnicas curativas que, unas veces usadas solas y otras, complementadas, ayudarían a sanar el cuerpo y aliviar los trastornos emocionales de estos compañeros fieles.

Hace solo unos años podía resultar gracioso pensar en un siamés sorbiendo flores de Bach con su leche para controlar su ira contra los sillones, o imaginarse al famosísimo yorkshire de Susana Jiménez contrarrestando su fobia a las luces escénicas con masajes orientales. Pero lo que antes podía ser una excentricidad, en la Argentina hoy se ha vuelto una costumbre.”Antes se acudía a nosotros cuando las mascotas estaban en estadios terminale, buscando en las medicinas no tradicionales una respuesta mágica que las salvara. Esto por suerte cambió”, dice el veterinario homeópata Miguel Longo. “En el caso de la homeopatía, son los mismos dueños, que ya la probaron, los que se animan a tratar con ella a sus animalitos –aclara el experto-. Y esto es bueno porque les transmiten seguridad y los acompañan en su mejoría. “Actualmente son más de 500 veterinario que practican esta especialidad y 250 los que ya realizaron el curso de posgrado de la Asociación Médica Homeopática Argentina (AMHA). Incluso en el zoológicosuelen aplicar estos tratamientos en algunos animales enfermos. “En un tumor de mamas con metástasis pulmonar, donde el animal tendría una muerte con angustia respiratoria, conseguimos que mejore su calidad de vida y tenga una muerte sin tanto sufrimiento”, señala Longo.

A la homeopatía en veterinaria se sumaron en los últimos tiempos otras alternativas como la medicina tradicional china, la oligoterapia y las flores de bach y de California. Según los expertos, a diferencia de los seres humanos, que amplifican mentalmente sus emociones y las relacionan con su propia historia, los animales viven solo el momento, breve e intensamente. Esto tal vez explique sus grandes picos de estrés. En un curso dictado recientemente por el creador de las esencias florales californianas, Richard Kat, se aseguró que este tipo de terapias es natural, de acción energética y carece de contraindicaciones, por lo cual son ideales para tratar a las mascotas ante cirugías, mudanzas o accidentes.

También están las llamadas terapias corporales-emocionales –en las que no se usan remedios- como la digitopuntura, la hidroterapia y, más recientemente, el láser de baja intensidad y los ultrasonidos. Entre ellas, la que más se destaca es la acupuntura, que consiste en la aplicación de agujas metálicas en zonas específicas del cuerpo. “Este estímulo interactúa con los mediadores químicos de la inflamación y con sustancias producidas por el sistema nervioso central del animal –explica la veterinaria Adriana Moiron-. Así se logra un alivio del dolor y se ayuda a reactivar la distribución de la energía corporal “. Esta técnica, dice, se usa ante todo ante afecciones nerviosas y respiratorias, musculopatías, y problemas digestivos, dérmicos y urológicos.

El reiki es otra de las disciplinas hacia las que se vuelcan cadavez más dueños (y animalitos) porque refuerza el sistema inmunológico y la capacidad natural de autosanación. Reiki es un vocablo japonés que designa a la fuerza natural o energía vital. A principios del siglo XX, el maestro Usui desarrolló un método que consiste en canalizar esa energía y transferirla a quién la necesite. “Cuando reciben Reiki de mis manos, mis perritas se acuestan cuan largas son y se quedan inmóviles, como si temieran que el más mínimo movimiento interrumpa tan grato momento –cuenta la reiki master Graciela Carro-. Cuando retiro mis manos, me dan golpecitos con el hocico para que les de unos minutos de “yapa”. Me agradecen con unos cuantos lengüetazos.”

Aunque en la Argentina de estos días ningún paciente parece estar exento de “Rímolos”u otros inventos, ya se sabe: no es fácil meterle el perro al perro.









     

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