(Fiebre esplénica, Carbunco, Carbunclo, Milzbrand)

Desde la Organización Ecoanimal nos proponemos, manteniendo siempre nuestro estilo, informar científicamente sobre esta tristemente famosa enfermedad, descubierta por Robert Koch, en 1870, y que en la actualidad fue elegida por un grupo terrorista para producir un arma biológica, que si bien no es muy poderosa, ya que se necesita un gran número de esporas para infectar y no se transmite de persona a persona, ha generado pánico en todo el mundo ante la simple llegada de una carta.

Como no sirve de nada preocuparnos, ocupémonos entonces de informarnos seriamente para poder así actuar en coincidencia a los hechos. 

El ántrax es una enfermedad aguda, febril, virtualmente de todos los animales de sangre caliente del hombre, causada por el Bacillus anthracis.

En su forma más común, es esencialmente una septicemia caracterizada principalmente por un curso rápidamente fatal. Ocurre en el mundo entero. Hay zonas en donde se producen brotes repetidos en el Sur de Europa, partes de África, Australia, Asia y América del Norte y del Sur. En los EEUU hay áreas reconocidas de infección en Dakota del Sur, Nebraska, Arkansas, Mississippi, Louisiana, Texas y California. Existen pequeñas áreas en cierto número de otros estados.

Etiología: El Bacillus anthracis es una bacteria grampositiva, no móvil, formadora de esporas de tamaño relativamente grande (4 a 8 micrones por 1 a 1,5 micrones). Los bacilos crecen en formación de cadenas, pero pueden aparecer aisladamente o en parejas. Después de ser expulsados de un animal infectado o de un cuerpo de res abierto, forman esporas que son resistentes al calor, las temperaturas bajas, los desinfectantes químicos y desecación prolongada. Pueden persistir durante largos períodos de tiempo en productos secos, tales como alimentos, subproductos de animales, objetos contaminados almacenados o en el suelo.

Los brotes de ántrax van asociados comúnmente a suelos neutros o alcalinos, calcáreos, que se han convertido en “áreas incubadoras” para los microorganismos.

En estas áreas, las esporas aparentemente revierten a la forma vegetativa y se multi­plicas cuando se producen condiciones ambientales óptimas de suelo, humedad, tem­peratura y nutrición. Los microorganismos entonces tienen una mayor capacidad de formar más esporas en tanto la competición ambiental y biológica permanezca favorable. El ganado vacuno, los caballos, las mulas, las ovejas y las cabras pueden infec­tarse fácilmente cuando pastan en tales áreas. Se dan corrientemente brotes que tie­nen su origen en infección albergada en el suelo después de un cambio climático importante, por ejemplo, una lluvia intensa después de una sequía prolongada, y siempre durante tiempo cálido. En las áreas endémicas, las moscas y otros insectos pueden transmitir mecánicamente la enfermedad de un animal a otro. La infección también puede ser causada por consumo de alimentos naturales o artificiales contaminados, tales como tortas de borujo y residuo de grasas; en algunos países, la harina de hueso es la fuente más común de los brotes de la enfermedad. Los cerdos, perros, gatos, visones y animales salvajes en cautividad con frecuencia adquieren la enfermedad por consumo de carne contaminada.

El hombre puede desarrollar lesiones localizadas (pústula maligna o carbunco ma­ligno) por contacto con sangre o tejidos infectados, o adquirir una neumonía fatal (enfermedad de los cardadores de lana) por inhalación de esporas cuando maneja subproductos animales, o cartas contaminadas. Ocasionalmente, desarrolla una meningitis aguda por partici­pación sistémica, o ántrax intestinal por consumo de carne.

Sintomatología: La forma hiperaguda se caracteriza por el comienzo súbito y su rápido curso fatal. Vacilación al andar, respiración difícil, temblor, colapso, unos pocos mo­vimientos convulsivos y la muerte pueden producirse en el ganado vacuno, ovejas o cabras, sin ningún signo previo de enfermedad.

En el ántrax agudo del ganado vacuno, los caballos y las ovejas, hay al principio un aumento de la temperatura corporal y un periodo de excitación, seguidos de depre­sión, estupor, sufrimiento respiratorio o cardíaco, vacilación, convulsión y muerte. la temperatura corporal puede alcanzar 41,5 ºC, la rumiación cesa, la pro­ducción de leche es reducida materialmente y los animales preñados pueden abortar. Puede haber exudados sanguinolentos por los orificios naturales. Los caballos pueden presentar fiebre, escalofríos, cólico intenso, pérdida de apetito, depresión extremada, debilidad muscular, diarrea sanguinolenta y tumefacciones en la región del cuello, esternón, abdomen inferior y genitales externos.

La forma crónica del ántrax con las lesiones locales confinadas a la lengua y la garganta, se observa sobre todo en los cerdos, pero se produce ocasionalmente en el ganado vacuno, los caballos y los perros.

En los cerdos, algunos animales de un grupo pueden morir de ántrax agudo sin haber mostrado ninguno de los signos anteriores de enfermedad. Otros pueden presentar tumefacción rápidamente progresiva en torno a la garganta, que, en algunos casos, causa la muerte por sofocación. Muchos del grupo pueden desarrollar la en­fermedad en una forma crónica leve y hacer una recuperación gradual. De todos modos, algunos de éstos cuando son presentados para el sacrificio como animales normales, pueden presentar signos de infección de ántrax en los ganglios linfáticos cervica­les y en las amígdalas.

Una forma cutánea o localizada de ántrax, caracterizada por tumefacción en di­versas partes del cuerpo, se produce en el ganado vacuno y en los caballos cuando los microorganismos del ántrax se alojan en heridas o abrasiones de la piel.

El cuerpo de un animal muerto de ántrax no debe ser sometido a necropsia. El rigor mortis con frecuencia falta o es incompleto. Puede haber rezumamiento de sangre oscura por los orificios nasales y el ano, con marcado meteorismo y rápida descom­posición del cuerpo. Si el cuerpo es abierto de modo inadvertido, se observan lesiones septicémicas. La sangre es oscura, espesa y no se coagula fácilmente. Hay derrames edematosos teñidos de rojo y las hemorragias pequeñas son comunes en el subcutáneo y se ven con frecuencia en las membranas serosas y mucosas. Es común un bazo au­mentado de tamaño, de color rojo oscuro o negro, blando y semilíquido. El hígado, los riñones y los ganglios linfáticos suelen estar congestionados y aumentados de tamaño.

Diagnóstico: Un diagnóstico basado en los signos clínicos puede ser difícil, especialmente cuando la enfermedad se produce en un área nueva. Por lo tanto, debe utilizarse un examen de laboratorio confirmatorio. La sangre debe recogerse asépticamente de un vaso periférico poco después de la muerte, enviándola al laboratorio en torundas, gasa o cinta de sutura estériles, o en forma de frotis de sangre. Los frotis deben secarse y mantenerse separados durante el envío. Las muestras de tejido obtenidas a la muerte, deben ser de pequeño tamaño, colocadas en contenedores limpios, de cristal, y enviadas al laboratorio en tubos de metal sellados, para correo, rodeados de hielo seco y marcados “sospecha de ántrax”. En el caso del cerdo, los ganglios linfáticos cervicales empaquetados en bórax deben enviarse al laboratorio, ya que los microorganismos de ántrax rara vez existen en la corriente sanguínea en esta especie. Generalmente, las orejas y el tejido esplénico son insatisfactorios para hacer el diagnóstico de laboratorio.

En el laboratorio los métodos usados comúnmente para identificar la enfermedad comprenden: (1) examen microscópico de frotis de sangre teñidos con azul de metileno policromo o Giemsa, para demostrar los bacilos encapsulados; (2) observación de la muerte de los cobayos o los ratones en el plazo de 48 horas tras la inoculación de sangre o de suspensión de tejidos, y demostración del microorganismo de los frotis teñidos de la sangre y el bazo; (3) identificación del microorganismo por su crecimiento y características mediante cultivo por inoculación de sangre o suspensión de tejidos o ambos, y (4) el uso de la identificación de los bacilos del ántrax por el bacteriófago a partir de bacilos no patógenos.

Es necesario distinguir el ántrax de otros trastornos que causan muerte súbita. En el ganado vacuno y las ovejas pueden confundirse con él, las infecciones clostridiales, meteorismo y fulminación por el rayo. En el ganado vacuno se deben tener en cuenta también la leptospirosis aguda, hemoglobinuria bacilar, anaplasmosis e intoxicaciones agudas por helecho, trébol dulce y plomo. En los caballos pueden parecerse al ántrax la anemia infecciosa aguda, púrpura, los diversos cólicos, la intoxicación por el plomo. fulminación por el rayo e insolación. En los cerdos debe pensarse en la peste porcina aguda y el edema faríngeo maligno, y en los perros, en las infecciones sistémicas agudas y las tumefacciones faríngeas por otras causas.

Tratamiento y control: Como el ántrax es una enfermedad altamente fatal, son esenciales para controlarlo el tratamiento temprano y procedimientos rígidos de control. Cuando se produce un brote, lo mejor es usar antibióticos en los animales enfermos e inmunizar a todos los animales aparentemente buenos dentro del rebaño infectado y la comunidad vecina. En el ganado vacuno y en los caballos maduros la penicilina da buenas respuestas en las fases tempranas de la enfermedad. La oxitetraciclina, también es útil. Otros antibióticos, por ejemplo, cloramfenicol, eritromicina o sulfonamidas pueden también utilizarse, pero son menos eficaces que la penicilina o las tetraciclinas. Ha tenido éxito el uso profiláctico de penicilina en el ganado expuesto.

En el hombre se usa la ciprofloxacina (es de un costo muy elevado), la amoxilina y la amoxicilina

El ántrax de la ganadería puede controlarse ampliamente mediante la vacunación anual profiláctica de todos los animales del área endémica y la iniciación de buenos procedimientos de control. La vacuna de cepas Sterne, no capsulada, ha sustituido esencialmente a las esporovacunas Pasteur atenuadas, que se usaban previamente. Puede usarse con seguridad comparativa en todas las especies de ganado, y produce un alto grado de inmunidad.

Los procedimientos específicos de control, además de la terapéutica y la inmunización, son necesarios para contener la enfermedad y prevenir su difusión. Estos procedimientos son (1) notificación al funcionario regulador apropiado del brote de la en­fermedad; (2) cuarentena rígidamente impuesta sobre los locales o el área infectados; (3) eliminación inmediata de los animales muertos por cremación o enterramiento profundo; (4) destrucción del estiércol, de las camas o de otro material contaminado, quemándolos; (5) aislamiento de animales enfermos y separación de los animales sa­nos, de las áreas contaminadas; (6) desinfección de los establos, pesebres, salas de ordeño y equipo usado en la ganadería; (7) uso de repelentes de insectos; (8) control de animales que se alimentan de carroña de animales muertos por la enfermedad; (9) procedimientos sanitarios generales para las personas que tienen contacto con los animales muertos, por su propia seguridad y para prevenir la difusión de la enferme­dad.

¿Cómo prevenirnos en tiempos de guerra bacteriológica?

Para despejar dudas sobre extraños envíos postales y evitar falsas alarmas, la Policía Federal dio a conocer una serie de recomendaciones sugeridas por las autoridades internacionales:

Ø      Prestar atención a los envíos no esperados o a la ausencia de remitente, como también a faltas ortográficas burdas, propias de quien desconoce el castellano.

Ø      Envoltorios excesivos de seguridad o de papel de aluminio; la presencia de logos, imágenes o leyendas en el envío que puedan causar desatención a la existencia de sonidos sospechosos al mover el paquete.

Ø      Si alguna de estas descripciones coincide con la correspondencia recibida, se debe proceder así: evitar sacudir y no abrir la carta, usar guantes y empaquetarla en una bolsa plástica, que debe ser sellada con cinta de embalar; poner la bolsa en un recipiente de paredes rígidas con tapa hermética; colocar el recipiente, rotulado (origen, identificación y fecha) y envuelto en papel absorbente dentro de una caja de cartón, rellenada con papel de manera de inmovilizar el contenido.

A propósito de estas recomendaciones, la Policía Federal ha programado charlas gratuitas dictadas por especialistas, en una primera etapa, destinadas al personal jerárquico de organismos públicos y empresas privadas de todo el país, las que tendrán lugar, de lunes a viernes, a las 18 hs., en la Superintendencia Federal de Bomberos del Departamento Central de la Policía, en Belgrano 1549, Ciudad de Buenos Aires.

Para más información comunicarse a los teléfonos 4644-2768 o al 4644-2795.






     

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