Es frecuente que algunas personas se resistan a vacunar sus perros o gatos, con el argumento de que ya no hay Rabia.

Esto no es verdad. Si bien hace algunos años que no se ven casos de Rabia humana, ni en animales domésticos, la rabia nunca va a poder ser definitivamente erradicada en nuestro país, ya que hay reservorios naturales del virus, que para poder eliminarlos habría que provocar un desastre ecológico de tal magnitud, que sería peor el remedio que la enfermedad misma.

En el Norte de nuestro país hay un pequeño vampiro que se alimenta de la sangre del ganado, manteniendo el virus de la Rabia en estas zonas. Su mordedura pasa prácticamente desapercibida, y sus hábitos nocturnos y los lugares escondidos donde permanece durante el día, hacen muy difícil poder combatirlos.

En las ciudades, ocasionalmente aparece algún murciélago con Rabia. Estos también tienen hábitos nocturnos, y aunque normalmente no resultan peligrosos ya que no se alimentan de sangre, un murciélago enfermo podría morder a alguna de nuestras mascotas sin que nos enteremos. Muchas veces los murciélagos ya gravemente enfermos, caen al piso, y es de gran importancia no tocarlos en esta situación, porque existe la posibilidad de que ese animal pueda transmitir por mordedura esta enfermedad incurable. Corresponde avisar al centro antirrábico local, o si no resulta posible en ese momento, pedir algún asesoramiento a su Veterinario de confianza. 

Por esta razón es muy importante que todos los perros y gatos tengan siempre la vacuna antirrábica vigente (un año de duración).

La decisión de no vacunar un animal ni siquiera tiene sentido aún cuando el objeto es “ahorrarse unos pesos”, ya que todos los centros antirrábicos, y muchas sociedades protectoras de animales, proporcionan la vacuna antirrábica en forma gratuita.