Este artículo está extractado del libro “Juegos, modas y masas”, de Paul Yonnet, Editorial Gedisa.

En su relación con los animales el hombre los pone a su servicio, y se domestica al perro para el tiro de trineos, para la guerra, para la pesca, para la defensa y la guardia, o para comérselo (mexicanos, esquimales, chinos).

Cuando se suprime la función instrumental se introduce la función amistosa, entonces comienza la servidumbre del hombre y de elemento activo al servicio del hombre el animal pasa a ser pasivo y comparte todo con el hombre.

Los perros y gatos han pasado de la domesticidad a la familiaridad, entonces las aptitudes del hombre están en función del animal. El hombre presta gran cantidad de servicios al animal. (alimentación, atención médica, higiene, esparcimiento, etc.).

Tres teorías han intentado explicar la transformación de la relación del perro y el gato con el hombre.

Una es la teoría económica, que postula que los animales son objetivo de un exceso de recursos económicos, pero este dinero podría haber sido canalizado hacia gastos más gratificantes, y además gran parte de los dueños de animales disponen de escasos recursos. También se habla de la “ruralidad perdida” en la que el hombre urbano tiene animales que no le prestan servicio para recuperar esa sensación de ruralidad y el contacto con la naturaleza. Pero la relación del hombre de campo con los animales es muy distinta.

Otra teoría es la de la comunicación social, pero la mayoría de los dueños de los perros y gatos, no vive solo.

Otra es la de la sicología personal, argumentando que un animal puede ser el nexo para establecer una relación, pero también puede ser un obstáculo.

En la cría de un animal familiar, el hombre pone a prueba su capacidad educativa. Konrad Lorenz en su obra asegura repentinamente que se puede leer “niño” en lugar de “perro”, y la frase continúa siendo válida. Los animales familiares son como uno querría que fueran los niños: obedientes y admiradores de uno, sumisos, dependientes. Lo que caracteriza esta práctica es la infantilización permanente de los modos y las actitudes.

El período histórico en que este movimiento tomó impulso es la década de 1950, es decir la época en que se constituye la población adolescente alrededor del Rock´n Roll.

Es como una metáfora de la crisis educativa: “los hijos se van porque crecen, y estos se quedan (si continúan siendo pequeños).

Los padres pierden el control de la vida sexual de los hijos, y la relación educativa con el animal presenta exactamente una inversa de la relación educativa con los hijos (se denomina la sexualidad y no hay crecimiento social ni psicológico). Esta relación es gratificante para el hombre y carece de los riesgos educativos. Lorenz nunca estudió sociedades animales, estudió animales que entablaban relaciones interindividuales.

El animal llega a la familiaridad con el hombre porque hay un movimiento de ideas que atribuyen cualidades y características del hombre al animal. (entonces se produce la discusión y recriminación por la eutanasia, se ven rescate de animales arriesgando vidas humanas, fiesta de cumpleaños, cementerios de animales con ceremonias, lápidas, visitas, etc.).

Así el hombre intenta ampliar su mundo, y se elaboran diversos discursos: “el sufrimiento de los animales y el nuestro son idénticos”.

El 15 de octubre de 1978 la UNESCO hace conocer una declaración universal de los derechos del animal. Entonces entre la naturaleza animal y la humana hay solo diferencias de grado, y tal vez sea transitoria dada la evolución de las criaturas vivas.

La etología se alimenta de la demanda social, es una ampliación del mundo para extenderlo a las especies animales.(no solo la zoofilia intenta extender el mundo, también el fenómeno ovni).

Avanzan las prácticas llamadas “ de protección al animal” tendientes a la desritualización cultural de occidente, y se quiere anestesiar a los animales antes de faenarlos, suprimir los combates animales (riñas de gallos, y de perros), suprimir la tauromaquia y las carreras de caballos y de galgos.

Antes al hombre siempre se había civilizado a expensas de los espacios del animal, al que iba reduciendo, y ahora el animal familiar se civiliza a expensas del hombre. Se multiplican los conflictos porque el animal y el hombre están en competencia en espacios idénticos, lo cual atestigua la elevación de la condición animal y la reducción de la condición humana.

Por otro lado en la cría industrial e intensiva de animales (una gallina cada 5,65 decímetros cuadrados, trituración de los pollitos, ganado que crece encadenado y enjaulado) hacen falta de 5 a 20 kilos de proteína vegetal para producir  1 kilo de proteína animal, entonces los animales se convierten en una verdadera máquina de destruir proteínas, y el hombre y el perro aumentan su consumo, por lo cual el hombre se sirve de los animales para reducir a otros hombres.

Se produce la contradicción de una sociedad zoofìlica y zoófaga, relegándose al animal destinado a la alimentación a un orden infra animal.

 La posición imaginaria del hombre respecto de su propio planeta, de otras especies, y de sí mismo, se transforma en una posición de generosidad desestabilizadora y auto degradante. Cobra cuerpo un antihumanismo en el que el hombre es solo un perro para el hombre.

 




 


     

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