Hoy muchas mascotas se dan la buena vida. Sus dueños gastan fortunas en comprarles ropa de marca, fragancias y hasta les festejan la boda.

Antes, para consentir a la mascota bastaba con un hueso. Ahora ya no se mima al pichicho con una ración tan menor. Del clásico premio-golosina se pasó a un catálogo de lujos para animales que van desde terapia psicológica canina, fragancias especiales, fiestas de cumpleaños en salones, reiki y correas marca Chanel.


Todos esos placeres ya no están reservados sólo para los humanos. Por lo menos, así lo creen muchos dueños de mascotas que gastan entre $ 200 y $ 500 mensuales entre ropa, alimento, correas, coiffeur, paseador y otros extras de lujo. El mercado está cada vez más sofisticado. Incluso, muchos argentinos pagaron $ 25 por vestir al pichicho de Papá Noel estas fiestas. Sólo en el local para mascotas Cocó de Peluche, en el shopping Unicenter, se vendieron 200 trajes, gorro con pompón incluido. "Las grandes marcas internacionales lanzaron diseños para mascotas. –explica Andrea Lucangioli, dueña del negocio-. En este país, se compran cada vez más accesorios e indumentaria para mascotas. Es que, hoy la gente más que chicos tiene animales, y los tratan como hijos. El vestido tiene que ser igual que el moño y que el collar, o le ponen ropa similar a la que usan ellos. De ahí que tengamos réplicas de varios diseños, como el piloto Burberry, que cuesta $ 50".


Según la experta, la tendencia está bien clara: enteritos de jean para perros chicos y camperas de cuero tipo aviador para los más grandes. También hay pijamas ($ 12), botas de lluvia ($ 14), salvavidas ($ 35), salidas de baño de toalla ($ 26), camisetas de fútbol ($ 18) y equipos de gym ($ 18). Por su fama de delicados, los gatos cuentan con bijou fina (entre $ 15 y 18 el collar). "Hacemos trajes a medida", agrega Lucangioli. ¿De qué se trata? Nada menos que fracs y vestidos de novia. "Hace poco un cliente casó a su doberman y le hicimos el smoking". Y pensar que algunos sólo reciben la antirrábica y arroz pegoteado.


Guau, qué lujo. Ya no sólo viste tapados de visón, Jazmín también pasa por el coiffeur. Susana Giménez mandó a su yorkie a que le hicieran corte, claritos y brushing. Qué otra cosa se podía esperar del perro de una diva. Pero no es el único. La belleza animal se volvió de alto consumo. Los pet shops venden tonalizadores para resaltar color, baños de crema y shampoo con jojoba. Y nada de que los perros huelan a lo que son. "Su mascota puede tener un perfume que combine con el suyo: Giorgio, Polo, Chanel, Opium", dice una publicidad del periódico La Perrera (cuesta $ 15 el frasco).


Profesor de bellas artes desde hace 52 años, el artista Horacio Torres hoy se dedica a los retratos de mascotas. "La mayoría de las clientas son señoras que quieren mucho a sus gatos. Esta idea la saqué de Europa", advierte, este dueño de una setter que cobra sus acuarelas y óleos entre $ 200 y $ 500.


Si el perro sufre los ruidos de los petardos o el gato tiene miedo al agua, hoy existen tratamientos psicológicos y terapias alternativas, al servicio de la salud física y mental de las mascotas. "Se estudian todas sus características: conductas habituales, forma de ser y tipos de dolencia. Con eso se busca un remedio homeopático único. En glóbulos o gotas", explica el doctor Miguel Onofrio Longo, homéopata de perros. Y ya son muchos los que prolongan su afecto y llevan la mascota al cementerio. El Jardín del Amigo, ubicado en Olivos, ofrece una la fosa común a $ 155 o el predio individual a $ 135, más $ 35 por mes de mantenimiento.


Mi reino por un perro. Fue la noticia de comienzo de año en Gran Bretaña: Flo, la mascota de Ana, la hija de Isabel II, iba a ser tratada por un psicólogo de animales. La mandaron al diván por morder a una empleada de la realeza. "Es un perro que no se siente bien por algo, quizá sea un dolor o la edad", aventuró el especialista Roger Mugford.


Es que, la dedicación por las mascotas en el extranjero abrió posibilidades impensadas. En Nueva York una cadena de gimnasios ofrece cursos de yoga para perros. "Reduce los niveles de estrés en los animales", se jacta Bruce Van Horn, experto en esta técnica llamada Ruff Yoga. Aún más lejos llegaron en Tokio, donde se pusieron de moda los salones de masajes para perros y gatos.


Claro que con tantos lujos a su alrededor, difícil que estos perros consentidos se dignen a llevarle a su amo pantuflas y diario.








     

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