Un riesgo controlado, pero no erradicado.
Tiene rabia el 3% de los murciélagos
- Si vuelan de día o se chocan con objetos, existe fuerte sospecha de que estén infectados con el virus.
- No hay que tocarlos aunque parezcan muertos porque pueden morder.
- La posibilidad de contagio es muy baja, pero hay que vacunar anualmente a las mascotas.
Dicen los expertos que es imposible saber cuántos hay, pero que son tantos como los millones de habitantes de Buenos Aires varias veces multiplicados. Su ciclo biológico es opuesto al humano: concentran su actividad durante la noche y de día se ocultan en taparrollos, desvanes, altillos, grietas, edificios antiguos.
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Para los médicos veterinarios son motivo de preocupación, porque los murciélagos -que de ellos se trata- son los protagonistas del ciclo aéreo de la rabia, enfermedad controlada en la ciudad desde el 15 de octubre de 1981, fecha en que se detectó el último caso en una mascota doméstica.
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"Decimos «controlada» y no «erradicada» porque mientras el virus circule no puede hablarse de erradicación -explica Leonardo Sepiurka, presidente del Comité Científico del XIX Congreso Panamericano de Ciencias Veterinarias, que se realizará a fines de octubre en nuestra ciudad-. El control del ciclo urbano o terrestre de la enfermedad, que es la que sufren perros y gatos y pueden transmitir al ser humano, depende de la cobertura vacunal, y si bien muchos propietarios inmunizan anualmente a sus animales contra la rabia, no podemos afirmar que esté cubierta toda la población animal que debería."
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Sepiurka aclara que los murciélagos que sobrevuelan Buenos Aires son insectívoros y cumplen una función muy importante: controlar naturalmente las poblaciones de insectos, ya que se alimentan de ellos.
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El especialista agrega que la rabia es endémica entre estos animales, que se la contagian durante peleas entre colonias, por medio de mordeduras, y que, como la enfermedad los ataca a nivel neurológico y les afecta el sonar, que es el mecanismo con el que se orientan, siempre que aparezca un murciélago volando de día, chocándose con objetos, tirado en el piso o "pegado" sobre una pared, tanto las personas como las mascotas deben evitar tocarlo para prevenir una eventual mordedura.
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Gabriel Pisapía, médico veterinario fundador de la Asociación Argentina de Zoonosis, aclara que estos quirópteros poseen dientes pequeños, pero muy afilados, y que el eventual ataque de un murciélago con rabia no puede producir una epidemia, por lo siguiente: "El virus está muy adaptado al animal, y aunque pasara al perro sería casi imposible que éste lo reciclara y contagiara a su vez, pero como no estamos hablando de una enfermedad benigna sino de rabia, por más pequeño que sea el riesgo hay que tomar todas las precauciones del caso".
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El problema no parece menor si se tiene en cuenta que el año pasado se registró el caso de un gato que contrajo rabia a partir de un virus murciélago en la localidad de Pipinas, provincia de Buenos Aires, según afirma un documento del Departamento de Educación para la Promoción de la Salud del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y se encarga, entre otras cosas, de la vacunación antirrábica gratuita de animales domésticos.
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Según los registros del Pasteur, cerca de un 3% de los 1345 murciélagos capturados, analizados y diagnosticados en los últimos 20 años fueron positivos a rabia. El más común en la ciudad es el Tadarida brasiliensis, pero en otras zonas hay más variedades de insectívoros y aun hematófagos o vampiros (ver recuadro).
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"Si una mascota detecta un murciélago caído, se acerca a olfatearlo y el murciélago la muerde -dice Pisapía-, el riesgo de contagiarse de rabia es bajo si el animal estaba vacunado, pero para reforzar su inmunidad debe recibir de inmediato atención veterinaria y continuar con el tratamiento, que se puede hacer a nivel privado o en el Instituto Pasteur." (Informes: 011-4982-6666/4504; Avda. Díaz Vélez 4821, Capital Federal, www.pasteur.secyt.gov.ar)
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Cómo dejarlos afuera
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La erradicación de la rabia endémica entre los murciélagos no es viable. "Habría que vacunarlos a todos", ironiza Gabriel Pisapía, al tiempo que destaca que sí es posible tener a estos animales alejados de la propia casa, evitando que hagan de los taparrollos su domicilio principal mediante un procedimiento llamado "exclusión".
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"La exclusión consiste en cerrarles el ingreso -dice Pisapía- y se logra a través de un sellado de la luz del taparrollos, con una estructura de aluminio y un burlete de goma. Para el murciélago es muy sencillo refugiarse allí, porque puede hacerse más delgado de un centímetro de ancho y pasa fácilmente a través de un ínfimo hueco de mampostería."
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Durante el próximo congreso veterinario (informes: https://www.congresosint.com.ar/panvet2004/) la problemática de la rabia urbana transmitida por perros (su principal vector terrestre) y de la rabia paresiante, transmitida por murciélagos hematófagos, será tema central de expositores locales y extranjeros. "Se trata de un problema de salud pública -enfatizó Sepiurka- y los veterinarios no pueden dejar de tenerlo en cuenta."
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Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACION
Vampiros al Noroeste
El médico veterinario Leonardo Sepiurka comenta que en las provincias del noroeste argentino existe un murciélago vampiro o hematófago -el demodus rotundus- que se alimenta de sangre y entre sus víctimas principales compiten el ganado bovino y equino.
"El vampiro muerde a las vacas y los caballos en la zona de la cruz, les hacen una marquita y regresan allí para alimentarse -dice -. Por eso en esas zonas es fundamental la vacunación del ganado para evitar la transmisión de la rabia."